Los panteones de los municipios de la región fueron visitados por cientos de familiares con motivo del Día de las madres, algunos con gozo y otros con nostalgia por no afrontar la perdida, llevaron flores a sus madres.
Los cementerios municipales abrieron sus puertas sin mayores restricciones sanitarias, para que los asistentes arreglaran las tumbas, dejaran los ramos o arreglos florales y en algunos casos asearan las capillas donde reposan los restos de sus madres.
Elementos de Protección Civil, informaron que tras el decreto en el que se da fin a la emergencia sanitaria por COVID, las unidades solo hicieron rondines y permanecieron de guardia, hicieron recomendaciones a fin de evitar accidentes en los panteones, mientras elementos de Seguridad Pública reiteraron mantener orden vial en los accesos y dejaron a disposición los teléfonos de emergencia.
La tradición de regalar flores a las madres el 10 de mayo, la siguen realizando familiares, quienes con fervor asisten este día a visitan a la mamá, a la abuela, a la tía, a la hermana, para honrar su memoria con flores principalmente, y en algunos se dejaban escuchar las mañanitas o el tradicional Señora, señora, a través de un aparato de sonido o celular o las melodías que en vida solían gustarle.
Durante la visita de las tumbas de las madres, se presentan grupos de familia con actitudes distintas, la partida de sus seres queridos versa en diferentes historias, tantas como tumbas se observan, pero el caso de la familia Mendoza es un caso singular en esta población.
Comenta la familia que la tumba que adornan con ramos de crisantemos y gladiolas es de Ana Karen, una madre que no logró su misión, tenía 20 años cuando dio a luz a Emiliano, pero se le complicó el parto por la anestesia obstétrica que le provocó hipotensión y daños neuronales, Karen permaneció con muerte cerebral por varios meses y decidieron desconectarla, la madre de esta joven cría a su nieto desde hace 5 años, y este día asisten con su familia para recordarla.