Además de las calaveritas de chocolate y el alfeñique, las figuras de dulce pepita luchan por prevalecer en las celebraciones del Día de Muertos, y aunque por su complejidad ya son menos los artesanos que las realizan, la señora Irma Rodríguez Robles, mantiene la tradición.
Desde hace más de 40 años, aprendió a realizar la artesanía típica de la región sur del Estado de México, le enseñó su madrina, pues buscaba pasar la tradición para que no se perdiera.
“Es una tradición que viene desde nuestros antepasados, de recordar lo que le gustaba a los difuntos, si se sería importante siga esta tradición y pues yo voy a continuar con ella hasta que Dios nos deje”, dijo.
Explicó que el dulce de pepita es muy laborioso, pues se pela la cáscara blanca de la semilla, luego se lava y quita la capa verde, para después molerla, se cuece, se pica y se vuelve a moler para obtener la masa y hacer las figuras, todo es un trabajo manual.
Además, para mantenerse en el gusto de la población busca innovar y crear más figuras, hace años solo se hacían borregos y gallinas, ahora realiza patos, pollitos, ranas, tortugas, palomas, pescados, así como frutas, pan, flores, calabazas y calaveras, así como canastas y otras.
Su puesto en la Feria del Alfeñique es de los pocos que ofrecen las figuras de dulce de pepita y luce con gran colorido, lo que llama la atención de la gente; sin embargo, dijo, algunos consideran su precio es alto, pero enfatizó en que es muy laborioso, además de que subió el precio tanto de la semilla como del azúcar.
“Mucha gente por curiosidad los lleva para adorno pero también es importante sepan que es comestible, se hacen con mucha limpieza”, añadió para finalmente invitar a toda la gente a visitar el puesto 73 de la feria.