Este domingo concluyó con el repique de campanas de todas las iglesias de la diócesis y con una Misa Solemne el VIII Congreso Eucarístico Nacional, en el Estadio Municipal Los Pinos en Cuautitlán, Estado de México, que se convirtió en el epicentro del evento católico más importante del año. La misa de clausura fue presidida por Mons. Rogelio Cabrera, Arzobispo de Monterrey y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El VIII Congreso Eucarístico Nacional (CEN), se realizó bajo la presidencia de Mons. Efraín Mendoza Cruz, Obispo de Cuautitlán y Presidente del VIII CEN. El evento congregó a aproximadamente 2,750 congresistas de todo el país incluido un representante papal, que exploraron y profundizaron en el valor y significado de la Eucaristía en la vida de las personas.
La jornada inaugural el pasado viernes, fue marcada por la presencia de Mons. Alonso Garza Treviño, Obispo de Piedras Negras y Presidente de la Dimensión Episcopal de Congresos Eucarísticos, así como Aldo Ledezma Reyna, el presidente municipal anfitrión.
El Congreso estuvo acompañado por la historia de la Diócesis de Cuautitlán, narrada por el Pbro. Israel Mendoza Tinoco. Resaltó la conexión histórica de la diócesis con Tlalnepantla y Texcoco, y destacó la obra social representada por la Casa del Migrante San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, a cargo del Pbro. Antonio Silva Cortés.
Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, posteriormente, ofreció la primera conferencia bajo el título «Eucaristía signo de unidad», subrayando la importancia de la Eucaristía como elemento unificador en la fe católica.
El Simposio Teológico brindó la oportunidad de explorar la relación entre la Eucaristía y la misión de la Iglesia. El Pbro. Dr. Antonio Cano Castillo destacó la historia de la Eucaristía en tierras mexicanas desde 1518, haciendo hincapié en la propagación del sacramento a través de diversas poblaciones y su papel en la conversión de los indígenas.
En la quinta conferencia del simposio, el Pbro. Dr. Francisco Merlos Arroyo de la Diócesis de Tacámbaro Michoacán compartió su perspectiva, enfatizando que la Eucaristía es el «culmen de la experiencia de Dios, es camino, fuente, lugar y meta de la fe». Destacó que la Eucaristía transforma la vida de los creyentes y no creyentes, siendo la semilla de la misión de la Iglesia.
El tema de la conversión fue central en la exposición del Padre Francisco, quien sostuvo que la Eucaristía es la columna vertebral de la vivencia de la Palabra de Dios. Enfatizó la importancia de la conversión como condición para la misión pastoral de la Iglesia.
La conferencia de Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez cerró el evento, resaltando que la Eucaristía es el lugar perfecto para el encuentro y la unidad entre Dios y los hombres. Abogó por ser creativos en la dimensión preciosa de la Eucaristía para la unidad, especialmente para aquellos que aún no han tenido acceso a los caminos de la vida.
En resumen, el VIII Congreso Eucarístico Nacional no solo fue un encuentro de reflexión teológica, sino también una oportunidad para renovar el compromiso con la Eucaristía como fuente de unidad y transformación en la vida de los fieles católicos. Las palabras de los expositores resonaron como un llamado a vivir la Eucaristía con amor y a ser pan para los demás en un mundo que anhela el mensaje de esperanza que esta celebración trae consigo.