Los semáforos son una herramienta que día a día ayudan en la gestión del tránsito vial y peatonal en las calles, pero ¿conoces su historia y origen?
Los primeros indicios del semáforo datan de 1868 por John Peake Knight y, después de 1908 experimentaron modificaciones y mayor precisión después de que Henry Ford introdujera el modelo T y comenzara su producción.
Rumbo al año 1910, Los Ángeles tuvo el registro más alto de automóviles en el mundo debido a que era una ciudad con un buen sistema de calles, cuyo clima permitía la conducción durante todo el año.
Ante la necesidad creciente de mejorar la movilidad, los avances tecnológicos posibilitaron las mejoras de la señalización, los ingenieros desarrollaron programadores automáticos. El primer semáforo automático que utilizaba luces rojas y verdes eléctricas fue patentado por William Ghiglieri en San Francisco, California en 1917.
Posteriormente, en 1923, después de una serie de perfeccionamientos, Garrett Morgan fue la primera persona en lograr la patente por un semáforo de tres etapas eléctrico.
Sin embargo, aquel modelo distaba aún de lo que conocemos actualmente, ya que tenía dos brazos y usaba palabras iluminadas.
Actualmente, dadas las necesidades de la ciudad y las personas que transitan las calles, los semáforos utilizan lámparas led para la señalización luminosa ya que este tipo de luz utiliza sólo el 10 por ciento de la energía consumida por las lámparas incandescentes.
Algunas de las mayores ventajas que otorgan los semáforos de hoy son: bajo consumo, mayor vida útil, mínimo mantenimiento, utilidad óptica con protección UV y más.