Con las bajas temperaturas y las fiestas navideñas, el ponche navideño es una de la bebida de fin de año predilecta. La mezcla de piloncillo, canela, tejocote, jamaica, caña y demás frutas, son el corazón de una bebida que, por si no lo sabías, esta no es mexicana.
El ponche, como lo conocemos hoy en día, es una receta adecuada a la cultura mexicana, pero cuyos orígenes se remontan al otro lado del mundo.
Origen del ponche
El ponche es querido por todos, ya sea con piquete o con mucha fruta, esta bebida siempre es la favorita en las fiestas familiares y cuando hace mucho frío.
El medio de gastronomía The Happening señala que el origen del ponche de frutas proviene de la India, de los antiguos persas. En Medio Oriente existía el nombre “panch” que se preparaba con agua, hierbas, limón, azúcar y ron.
El “panch” viajó después hacia Inglaterra y cobró fama luego de cambiar algunos ingredientes. En Inglaterra tomó el nombre de “punch” y en España “ponche”, donde se preparó con agua, azúcar, té, limón y el toque aguardiente de vino de palma.
Luego, con la conquista, los españoles trajeron el ponche a México y junto a la evangelización, la bebida y las representaciones religiosas se amalgamaron en la tradición navideña y con el tiempo se hizo costumbre beber “ponche” en diciembre.
Además, los ingredientes que tiene el ponche en la actualidad eran muy utilizadas por las culturas prehispánicas: la caña de azúcar, la guayaba, el tejocote, la jamaica, la ciruela pasa, el tamarindo y la manzana, por mencionar algunos, son ingredientes que hacen del ponche lo que es, sin olvidar el piloncillo y la canela, que fueron traídas por los españoles.
Además, en 2010 reconoció la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad destacando su importancia social y cultural.
Por si fuera poco, el ponche es rico en vitaminas, minerales y antioxidantes; está pensado para el frío por lo que sus ingredientes ayudan al sistema inmunológico a ser más fuerte esta época tan fría.