Después de esperar tres días en la intemperie, cerca del basurero al norte de Huehuetoca, Estado de México, la tarde de este martes partieron a bordo de las góndolas de carga unos 300 migrantes venezolanos, ecuatoriano y nicaragüenses que permanecieron varados en el área.
«Salimos desde Venezuela en octubre del año pasado, llevamos tres meses, ya cruzamos dos selvas, una por Nicaragua y la segunda en Chiapas México. Ya viajamos sin dinero y lo que hemos hechos que compramos dulces, vendimos los pocos valores y con eso seguimos de tiro al norte», comentó Argervis Daniel, quien salió desde Venezuela acompañado de su esposa y dos niños menores de edad.
En la zona conocida como los tiraderos de basura, Argervis encabeza a un grupo de 50 venezolanos que en el camino con destino a Estados Unidos se fueron encontrando, reunidos con otros grupos de migrantes.
Los 300 migrantes provenientes de Centroamérica y parte del sur aprovecharon que el tren, con dirección al norte, detuvo su marcha por el cambio de vía, lo que tardo media hora en subir a las góndolas mujeres, niños, jóvenes y adultos.
Muchos de ellos se encuentran sin recursos económicos, ni víveres emprendieron el viaje a la frontera norte en busca del sueño americano.
“Yo traigo a mi familia y el camino es más lento, pero si viniera solo ya hubiera llegado a Estados Unidos” explicó Argervis Daniel quien comento que llevan ya meses viajando.
“Creímos que pasar la selva era, lo peor, pero sabe, lo peor es en México, mire, un camión nos cobró 800 por llevarnos a Villahermosa, pero en el camino nos entregó a los policías de caminos y migración, a todos nos bolsearon y los mismos le dieron billetes al chófer, es una basura de gente”, comento Johao Junco, otro venezolano que viaja en la caravana,
Entre los grupos de migrantes que se concentraron cercar de los tiraderos de basura, había decenas de menores, algunos de tres o cuatro años, otros más grandes, todos acompañados de sus padres.
«Mire esto lo vemos nosotros todos los días, pobre gente por alguna razón huyen de sus países, luego se acercan a pedir agua y les damos, nos cuentan las dificultades económicas y de inseguridad que los obliga a huir de sus países de origen». Pablo Rodríguez, es vecino de San Bartolito, una comunidad al norte de Huehuetoca.