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Te contamos la historia de la devoción a la Virgen de San Juan de los Lagos en México

La Catedral Basílica de San Juan de los Lagos, en el estado mexicano de Jalisco, es el segundo templo más visitado por los fieles peregrinos cada año en el país, sólo después de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

La celebración en honor a la Virgen de San Juan de los Lagos congrega a multitudes especialmente en las celebraciones de la Candelaria, la Asunción y la Inmaculada Concepción.

¿Cómo surgió la devoción a la Virgen de San Juan de los Lagos?

La ciudad de San Juan de los Lagos surgió como un poblado a mediados del siglo XVI, y era parte de la región entonces conocida como Nueva Galicia.

El Dr. Everardo López Padilla, responsable del Archivo Histórico de la Catedral, explicó que la imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos fue fabricada por el español Matías de la Cerda en Pátzcuaro, estado de Michoacán.

«Fue traída a San Juan por un franciscano llamado Fray Miguel de Bolonia», indicó López Padilla. La imagen, que no era la titular del templo levantado en el poblado, quedó arrumada en la sacristía durante unos 80 años.

López Padilla señaló que «más o menos en diciembre de 1623, una familia de cirqueros españoles venía de San Luis Potosí hacia Guadalajara. Eran un papá, una mamá y dos niñas».

«Lo que cuento está certificado en documentos que tenemos en la Catedral, porque son juramentos, cerca de 100 testimonios certificados de españoles e indígenas».

La familia de cirqueros se detuvo en San Juan de los Lagos para descansar. Una noche, una de las niñas, de apenas siete años, se clavó una daga en el pecho mientras realizaba una pirueta, muriendo al instante.

El responsable del Archivo Histórico de la Catedral de San Juan de los Lagos afirmó que los padres buscaron sin éxito un sacerdote en el poblado. En la época, el sacerdote más cercano se encontraba en el poblado de Jalostotitlán, ubicado a 20 kilómetros.

Sin embargo, una indígena llamada Ana Lucía se les acercó a los padres de la niña y les dijo «que no se preocupen, que la Cihuapilli, que en español quiere decir la Gran Señora, se las va a devolver buena y sana», relató López Padilla.

«La niña es colocada en la mesa del altar y ahí es llevada la imagen de la Virgen, que estaba en cierto modo arrumbado en la sacristía del templo», señaló.

«La Virgen fue colocada sobre el pecho de la niña, que ya estaba amortajada. Eso ocurrió sobre las 12 del día. A las 3 de la tarde, dicen los documentos, la niña empezó a moverse dentro de la mortaja».

La pequeña fue encontrada por sus padres «buena y sana», con nada más que la cicatriz en el lugar donde se había clavado la daga.

El doctor López Padilla recordó que cuando San Juan Pablo II visitó San Juan de los Lagos en 1990, llamó a la imagen de la Virgen «una imagen resucitada y resucitadora. Resucitada porque sale del olvido en esa sacristía de 80 años de estar arrumbada. Y resucitadora porque le devuelve la vida a esta niña cirquera».

Fueron los padres de la niña, que recorrían el país con su espectáculo, quienes llevaron el testimonio del milagro.

«A través del tiempo la devoción fue creciendo, al grado que se construyeron tres santuarios hasta llegar el actual», apuntó el experto.

El responsable del Archivo Histórico de la Catedral expresó asimismo que «en promedio» al año llegan doce millones de peregrinos.

San Juan de los Lagos, que forma parte de la región conocida como los Altos de Jalisco, tuvo también un papel importante en la Guerra Cristera, el enfrentamiento entre civiles católicos y el Estado mexicano anticlerical a inicios del siglo XX.

López Padilla dijo que la guerra detonó en San Juan de los Lagos «cuando matan a un adolescente, conocido como ‘el niño de las canicas’, que tenía un sombrero que decía Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe».

El niño, recordó, jugaba a las canicas en la plaza principal de San Juan de los Lagos cuando un soldado le ordenó quitarse el sombrero. «El joven se niega a quitárselo y lo matan a balazos», manifestó.

Ante el asesinato del niño, «la gente se enciende y matan a ese soldado federal», señaló. Así fue que en San Juan de los Lagos y las ciudades cercanas «se levantan en armas los rancheros y la gente de los pueblos».

Además, para evitar ser dañada o destruida por las tropas federales, la Virgen de San Juan de los Lagos permaneció «ocultada por nueve meses en una casa piadosa».

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