Noticias MQS te informa sobre la historia que hay detrás del mes de febrero, con sus escasos 28 días (y 29 cada cuatro años). Todo se remonta al antiguo calendario romano y las supersticiones de la época.
En el siglo VIII a.C., los romanos utilizaban el calendario de Romulus, que solo constaba de 10 meses. Marzo marcaba el inicio del año, y diciembre, su final. En este sistema, enero y febrero no existían, dejando a los agricultores lidiar con los días más difíciles del invierno. Estos días omitidos se correspondían con periodos improductivos, por lo que no se consideraban dignos de ser registrados en el calendario.
Con el tiempo, los romanos ajustaron su calendario para alinearlo con las fases lunares, resultando en un año de 355 días y 12 meses. Jano y Februarius (enero y febrero) fueron añadidos, pero febrero se mantuvo con 28 días.
En el año 45 a.C., Julio César, asesorado por Sosígenes de Alejandría, introdujo un nuevo calendario de 365 días y seis horas para corregir desajustes. Febrero, siendo el último en la lista, no recibió un día extra, consolidándose como el mes más corto. Los años bisiestos cada cuatro años compensan este desequilibrio, otorgando a febrero 29 días.
En 1582, el Papa Gregorio XIII corrigió el calendario debido a desajustes estacionales. Eliminó 10 días, cambiando la fecha del 4 al 15 de octubre. También trasladó el inicio del año al 1 de enero, ajustándolo a la referencia actual.
Para quienes nacen el 29 de febrero, su celebración de cumpleaños se adapta en años no bisiestos al 28 de febrero o el 1 de marzo, dependiendo del país.