La Secretaría del Campo del Estado de México reconoció que dos de los principales retos que enfrenta el campo mexiquense en materia ambiental, son el cuidado del suelo y el agua ya que debido al uso excesivo de plaguicidas y otros químicos se degradan los nutrientes del suelo, contamina el agua y es nocivo para la biodiversidad.
La dependencia explicó que, desde los años 70 se abandonaron los modelos de producción tradicionales que eran amigables con el ambiente, al ser sustituidos por modelos de producción intensiva, es decir, en grandes extensiones de tierra sembradas con una sola especie de cultivo.
Sin embargo, indicó, los monocultivos son más vulnerables a plagas y enfermedades, por eso se extendió el uso de plaguicidas; pero el problema es que dichos químicos no sólo acaban con las plagas sino con insectos y hierbas que nutren el suelo de forma natural.
A través de un comunicado de prensa, indicó que los campesinos se hicieron dependientes a los paquetes tecnológicos para subsanar las problemáticas de plagas que afectan a su producción.
Por ello, la SeCampo aseguró que el gobierno estatal tiene el compromiso de transitar a un modelo agroecológico sostenible, a través de la reducción del uso de plaguicidas en la producción como medida de protección al medio ambiente.
En el marco del Día Mundial de la Tierra, también resaltó la implementación de la gestión correcta de los residuos plásticos y químicos que se utilizan en la agricultura.
A través de un comunicado, precisó que el modelo que busca impulsar, propone rescatar prácticas tradicionales, potenciadas con las tecnologías actuales, como la rotación de cultivos, sistemas agroforestales que permiten mantener diversos cultivos simbióticos en la misma parcela, abonos y fertilizantes orgánicos, así como sistemas para el riego eficiente, nutritivo y que evite el desperdicio de agua.
Los cultivos con con mayor potencial para la agroecología son la milpa que incluye maíz, calabaza, chile, haba y frijol en la misma parcela, así como el amaranto, alimento ancestral que requiere poca agua y es versátil para usos en la industria.
Para transitar a un modelo agroecológico; además de nuevas leyes y normas, la Se Campo destacó la importancia de la capacitación a los campesinos y de recuperar sus experiencias y saberes.
La transición puede tener un alto impacto en favor de la tierra ya que el 92 por ciento de los productores mexiquenses, producen alimentos en terrenos de hasta cinco hectáreas.
Con dicha transición sustentable las emisiones contaminantes podrían ser reducidas, y se lograría recuperar la materia orgánica del suelo, lo que además, situará a los mercados locales y a los alimentos en el centro del sistema alimentario, “los campesinos pueden enfriar al planeta”, destacó la dependencia.