El Estado de México es la entidad con mayor número de Áreas Naturales Protegidas (ANP) de todo el país, y se administran por el abandono. De 2019 a 2023, 62 de 70 ANP estatales, el 88.57 por ciento, no contaron con un presupuesto etiquetado para su cuidado. Así lo muestran datos oficiales de la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf), obtenidos vía transparencia.
Los datos muestran que la comisión, gerente del abandono, prioriza sus recursos en el turismo verde y el disfrute humano por encima de la conservación de la biodiversidad y el rescate de áreas extintas, como la Laguna de Zumpango.
El Estado de México cuenta con 91 parques, reservas y santuarios del agua. En sus más de un 1 millón de hectáreas, casi la mitad de toda la superficie de la entidad, albergan más de 4 mil especies de plantas y animales.
De estos espacios, 70 son responsabilidad del gobierno estatal. Sin embargo, solo ocho contaron con un presupuesto etiquetado para su administración y protección. Es decir, la Cepanaf asignó recursos específicos para apenas el 11.43 por ciento.
La conservación del resto de ANP estuvo a merced de la disponibilidad financiera de la dependencia. Ninguno de los 17 Santuarios del Agua mexiquenses, las áreas de mayor superficie como el Lago de Texcoco, cuenta con un recurso específico.
Se solicitó vía transparencia los recursos que ejerce la Cepanaf cada año desde el año 2000 hasta el 2024 para cada parque estatal. La dependencia entregó su Balanza de Comprobación Detallada, los registros de todo el dinero gastado por la institución, desglosado por concepto de gasto y área natural protegida.
Estas ocho áreas naturales protegidas reciben el nombre de “parques recreativos”. Se trata de zonas con espacios de uso público: Zoológicos, zonas de camping, canchas y máquinas para hacer ejercicio, etc. “Áreas con instalaciones que brinden un servicio óptimo a los visitantes”, en palabras de la propia Cepanaf.
Se trata del Parque Sierra Morelos, en el Valle de Toluca. El Parque Monte Alto, en Valle de Bravo. El Parque Sierra de Nanchititla, del municipio de Luvianos. También recibió asignación de recursos el zoológico de El Ocotal, en Atlacomulco.
El Parque Hermenegildo Galeana, en Tenancingo, también cuenta con recursos etiquetados. Así como los Centros Ceremoniales Mazahua y Otomí-Mexica. Quien recibió mayores recursos fue el Parque Ecológico Zacango, al sur de la capital mexiquense. El famoso zoológico de Zacango.
Este zoológico de 159 hectáreas de superficie recibió, en promedio, 90 millones de pesos anuales. El parque Otomí-Mexica, de más de 100 hectáreas, se le asignaron en promedio 6 millones 837 mil pesos cada año. Ninguna otra ANP con presupuesto etiquetado superó los 20 millones asignados anualmente.
Tres lanchas aguardan varadas sobre la tierra árida. Donde antes existía un lago con suficiente agua para llenar decenas de miles de piscinas olímpicas, hoy solo queda una llanura estéril. El lirio acuático, ya seco, ahora es un riesgo. La laguna de Zumpango, al norte del Estado de México, hoy es una zona de incendios.
En esas lanchas abandonadas, Lizbeth Laguna pasaba su juventud. “La laguna es un símbolo ancestral, punto de encuentro de familias y aves migratorias”. Como su apellido sugiere, Lizbeth es una defensora ambiental del lugar.
Lizbeth Laguna coordina la Escuelita del Agua, una red de sistemas comunitarios hídricos, de pueblos originarios de Zumpango y Tecámac, que administran y defienden su agua potable. La Escuelita también rescata este cuerpo de agua.
Por si fuera poca la ironía, la laguna de Zumpango es un “Santuario del Agua”, una categoría de Área Natural Protegida (ANP). Por su alta biodiversidad e importancia hídrica, el gobierno mexiquense debe administrar y conservar esta zona.
Sin embargo, mientras pueblos originarios rescatan esta ANP, la autoridad responsable —la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf)— ha mantenido este espacio en el abandono. “La Cepanaf aquí brilla por su ausencia”, señala Aram León, también miembro de la Escuelita del Agua.