El ajolote atigrado es una especie endémica de Santo Domingo Ajoloalpan, en el municipio de Tecámac, Estado de México, donde se han tomado medidas para preservar su existencia y evitar su extinción.
Comuneros mantienen limpia el agua con una especie de ajolote
Su hábitat natural, el jagüey de Xaxalpa, cuenta con esfuerzos de protección y programas de reproducción para asegurar su supervivencia.
La comunidad local y las autoridades realizan jornadas periódicas de limpieza en el estanque para prevenir la presencia de especies invasoras que puedan perjudicar el ecosistema del ajolote.
Estas brigadas utilizan redes para retirar tanto basura como fauna invasora, como carpas y tilapias, que también habitan en el cuerpo de agua.
El ajolote tiene un valor cultural significativo para las comunidades de Santa María y Santo Domingo Ajoloalpan, reflejado en sus glifos que representan un apantli (estanque) y el axolotl, resaltando la importancia de este anfibio en la región.
Originario de los lagos del Valle de México, el ajolote atigrado no solo sobrevive en el lago de Xochimilco, sino también en este espacio del Estado de México.
Conocido por los antiguos mexicanos como «axolotl» (del náhuatl, “monstruo de agua”), este anfibio conserva características milenarias propias de las salamandras, aunque está más relacionado con ranas y sapos.