El municipio de Villa del Carbón, ubicado en el Estado de México, es un lugar pintoresco y rico en tradiciones indígenas, donde 51,498 habitantes forman parte de su vibrante comunidad.
Sin embargo, bajo esta aparente vitalidad cultural, una de sus más valiosas expresiones está en riesgo de desaparecer: el hñähñu, la lengua otomí del centro. Hoy en día, menos de mil personas en la región, la mayoría de ellas adultas mayores, aún hablan este idioma ancestral.
Frente a esta alarmante situación, se ha lanzado un proyecto de gran relevancia: la Reactivación de Lengua y Cultura Hñähñu. Esta iniciativa comunitaria, que comenzó en febrero y culminará en octubre de este año, tiene como objetivo revitalizar el hñähñu y rescatar las prácticas culturales asociadas en seis comunidades rurales de Villa del Carbón. De esta forma, el proyecto busca devolver a las nuevas generaciones el vínculo con su lengua materna y, al mismo tiempo, fortalecer su identidad indígena.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el censo de 2021 reveló que solo una pequeña fracción de los habitantes de Villa del Carbón sigue practicando el hñähñu, un idioma que tiene raíces profundas en la historia de los pueblos otomíes.
El avance del español como lengua dominante y la globalización han contribuido a la erosión de esta lengua indígena. Al quedar relegado a los adultos mayores, existe un alto riesgo de que con ellos se extinga este valioso legado cultural.
El hñähñu no es solo un medio de comunicación, sino una vía para transmitir conocimientos ancestrales, historias, tradiciones y costumbres. Cada lengua lleva consigo la cosmovisión de su pueblo y, en este caso, la extinción del hñähñu implicaría la pérdida de una perspectiva única sobre la naturaleza, la espiritualidad y la relación con el entorno.
El proyecto Reactivación de Lengua y Cultura Hñähñu tiene como objetivo principal la preservación de este idioma, así como de las costumbres y expresiones culturales asociadas. Se basa en talleres lingüísticos, clases comunitarias y actividades culturales donde se enseñan canciones, danzas y prácticas tradicionales. Esta metodología inclusiva busca involucrar a jóvenes y niños de las comunidades otomíes, asegurando la continuidad de la lengua en generaciones futuras.
Además de fortalecer el idioma, se busca preservar la cultura de algunas de las 13 comunidades otomíes que habitan el municipio. Según los organizadores del proyecto, esto también refuerza la identidad de los pueblos indígenas de la región.
“El idioma es la columna vertebral de nuestra cultura”, afirma uno de los promotores, “sin él, perdemos nuestra conexión con el pasado y con nuestra esencia como pueblo otomí”, aseguró uno de los organizadores.
A pesar de su importancia, la revitalización de una lengua como el hñähñu enfrenta serios desafíos. El proyecto tiene que luchar contra la falta de recursos, la resistencia de algunas comunidades ante el uso de su propia lengua y la inercia de una sociedad donde el español sigue siendo la lengua dominante en la educación y la vida cotidiana.
No obstante, hay esperanza. La movilización de líderes comunitarios y la participación de jóvenes están demostrando que es posible revertir la tendencia. La tecnología también juega un papel clave, ya que algunos proyectos han comenzado a utilizar plataformas digitales para difundir el hñähñu a un público más amplio, incluidos hablantes no nativos interesados en aprender la lengua.
Más allá del idioma, el proyecto busca revivir otras prácticas culturales que están íntimamente ligadas al hñähñu. Las festividades, los rituales agrícolas, las técnicas artesanales y los cantos son expresiones que no pueden ser plenamente comprendidas sin el conocimiento de la lengua. En este sentido, el proyecto actúa como un guardián de la cultura otomí en su conjunto.
Al final del día, la Reactivación de Lengua y Cultura Hñähñu no solo trata de salvar un idioma, sino de recuperar el orgullo y la identidad de un pueblo. Es una invitación a todos, dentro y fuera de las comunidades indígenas, para valorar y preservar las lenguas originarias de México, que son mucho más que palabras: son una ventana al pasado y una herramienta para construir un futuro más inclusivo y diverso.
Este proyecto es una esperanza viva para la lengua hñähñu y una muestra de cómo la comunidad puede movilizarse para proteger y revivir sus raíces más profundas.