Un reporte interno elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) demuestra que el Presidente Andrés Manuel López Obrador mintió en el informe que presentó el pasado 8 de julio a los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos sobre la infiltración de la Normal de Ayotzinapa por personal militar.
El documento fechado el 21 de octubre del 2014 revela que Julio César López Patolzin, uno de los 43 jóvenes desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014, era un elemento activo del Ejército Mexicano en funciones de Órgano de Búsqueda de Información (OBI), denominación que se le asigna a los militares en funciones de inteligencia.
La prueba plena de que López Patolzin era miembro activo del Ejército Mexicano al momento de su desaparición es la confirmación de que recibía su salario normal y prestaciones o “haberes” mientras “estudiaba” en la Normal de Ayotzinapa.
Tras los hechos del 2014, los beneficiarios directos del soldado Julio César recibieron “de propia mano” y firmando recibos, los sueldos correspondientes a la segunda quincena de septiembre y primera quincena de octubre, según consta en un oficio firmado por el general de Brigada, Alejandro Saavedra Hernández.
Además, en el citado oficio se señala que el soldado de infantería Julio César López Patolzin tenía dos vías para la entrega de información que lograba obtener como infiltrado de Sedena en la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”.
Por un lado, “remitía la información obtenida, por medio de mensajes de texto y llamadas telefónicas esporádicamente, cada vez que se lo permitía la situación”.
La segunda vía era a través de encuentros presenciales con uno de sus superiores: “el soldado López Patolzin se reunía con el Comandante del Pelotón de Información de la Unidad cada cinco días, en diferentes puntos de la ciudad”.
Fuentes cercanas al caso indican que la decisión de López Patolzin de infiltrarse en la Normal de Ayotzinapa para vigilar a los estudiantes obedeció a razones médicas: durante las labores de auxilio a la población provocadas por Ingrid y Manuel se habría lesionado la espalda y ya no se le consideraba apto físicamente para labores castrenses ordinarias.
El informe interno entregado por la propia Sedena a la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa (Covaj) señala textualmente que Julio César López Patolzin fungía como Órgano de Búsqueda de Información (OBI) con “fachada de alumno en la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa con sede en el municipio de Tixtla, Guerrero, perteneciente al 50/o B.I (Batallón de Infantería) de Chilpancingo, Gro.”
En el documento se revela que al militar desaparecido se le practicó un “examen de evaluación para la selección y seguimiento del personal que labora en áreas sensibles” y que a partir del 21 de enero de 2014 fue “desplegado” al municipio de Tixtla de Guerrero “para realizar actividades como órgano de búsqueda”, es decir, que fue enviado al citado municipio como OBI o personal de inteligencia.
Además, da cuenta pormenorizada de las “actividades en el sistema de inteligencia del SLD. de INF. Julio César López Patolzin”, hecho que contrasta con la afirmación del presidente López Obrador en el sentido de que “no era un infiltrado” de la Sedena en la Normal de Ayotzinapa y que había pedido permiso a su comandancia para convertirse en maestro rural”.
El pasado 8 de julio, en el “Primer reporte del Presidente de México sobre los jóvenes desaparecidos en Iguala de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero”, AMLO aludió al caso de López Patolzin, descalificando la versión de que era un infiltrado de las fuerzas armadas en el movimiento normalista.
“También se ha mencionado al supuesto militar infiltrado en la Escuela Normal, el soldado Julio César López Patolzin que, si bien integraba el 50/o Batallón de Infantería, no contaba con adiestramiento en materia de inteligencia militar ni mucho menos era un infiltrado, sino que se trataba de un joven que había recibido autorización de su comandancia para estudiar en la Escuela Normal para el ciclo escolar 2014-2018 como parte de su deseo de superarse y convertirse en maestro rural”, dijo López Obrador frente a los padres y madres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos.
El reporte que López Obrador presentó a los padres y madres de los 43 jóvenes normalistas desaparecidos en julio pasado, de cara al décimo aniversario de esta tragedia, incluyó un informe entregado por el Secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
El informe denominado “Actuación del personal Militar en los sucesos del “Caso Ayotzinapa”, fechado el 5 de julio del 2024, se refiere en su página 11, a “Julio César López Patolzin, estudiante normalista desaparecido” y también incluye una defensa de oficio de los mandos y agentes del Ejército Mexicano que han sido acusados de vínculos con el grupo delictivo “Guerreros Unidos” y con la desaparición de los jóvenes normalistas.
En el citado reporte público, Sedena rechaza que López Patolzin haya realizado acciones de inteligencia para el Ejército Mexicano, pese a la existencia del “Mensaje F.C.A. Urgente. No.- G.A.I./5823” que indica lo contrario y que además detalla los datos personales y profesionales del soldado infiltrado entre los normalistas, un OBI con fachada de estudiante.
En el historial de Sedena sobre Julio César López Patolzin, se señala que el militar ingresó a la Secretaría de la Defensa Nacional el 16 de enero del 2009 como “Soldado de Infantería en el 50o Batallón de Infantería (Chilpancingo, Gro), recibiendo su adiestramiento básico en el Centro de Adiestramiento Regional de Petatlán, Gro”.
El documento de Sedena sobre López Patolzin remata con una mentira: dice que “no contaba con algún curso de inteligencia militar”.
Sin embargo, en el informe interno de Sedena acredita una verdad opuesta: primero se señala que Julio César López Patolzin se desempeñaba como “OBI con fachada de alumno en la Normal de Ayotzinapa” y posteriormente revela en dos apartados que el soldado tuvo que aprobar un examen y fue evaluado para poder realizar labores de inteligencia:
Tras aprobar las evaluaciones para sumarse a los cuerpos militares de inteligencia, López Patolzin comenzó “sus actividades en el pelotón de información de la unidad” el 4 de enero del 2014 y el 21 de enero de ese mismo año fue enviado a Tixtla, Guerrero, donde se localiza, la normal de Ayotzinapa, “para realizar actividades como órgano de búsqueda”, es decir, para comenzar su labor como OBI.
En el punto “E” del informe interno de Sedena, se asegura que el 6 de junio del 2014, el soldado “inició trámites de ingreso a la escuela normal ‘Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa’, con la finalidad de adquirir la FACHADA de estudiante de (sic) mencionada escuela”.
El 6 de agosto de ese mismo año presentó sus exámenes para entrar a la normal y el 20 de agosto le comunicaron que los había aprobado, por lo que ingresó formalmente como alumno de primer año para cursar la licenciatura de Maestro Rural. A partir de esa fecha, ya se le podía considerar como infiltrado en Ayotzinapa.
Incluso, en el informe interno de Sedena se indica que el día 26 de septiembre del 2014, a las 11:30 de la mañana, “el soldado de infantería Julio César López Patolzin, desplegado en el Mpio. de Tixtla, Gro, se encontraba realizando funciones como Órgano de Búsqueda de Información en el INTERIOR de la escuela ‘Raúl Isidro Burgos’ de Ayotzinapa”.
Sin embargo, en el documento que Sedena le entregó a AMLO para ser presentado a las familias de los normalistas se niega lo que ya había sido admitido y evidenciado por el GIEI, cuando se conoció que López Patolzin realizaba labores de inteligencia para el Ejército Mexicano.
Además, Sedena afirma que el 15 de mayo del 2014, el militar solicitó el permiso de sus superiores para ingresar a la Normal de Ayotzinapa en el ciclo escolar 2014-2018 “debido a su deseo de superación personal por el bien propio y de la familia”.
Dicho permiso se le habría otorgado apenas dos días después, es decir, el 17 de mayo de 2014, “en virtud de la buena conducta que demostró durante su estancia en la unidad”.
Así, las frases que Sedena presentó en su reporte público sobre el soldado Julio César López Patolzin, aunque contrarias al documento interno de Sedena, coinciden con las que usó el presidente Andrés Manuel López Obrador en julio pasado para hablarle a las familias de los normalistas desaparecidos.
De hecho, el presidente AMLO prácticamente hizo suyas las palabras de la Sedena sobre el caso de Julio César López Patolzin: que era un joven con “deseo de superarse y convertirse en maestro rural” y que se le dieron las facilidades para ir a Tixtla “por su buena conducta”.
Sobre los pagos y entregas de información que Sedena evidencia en su reporte interno, López Obrador no dijo nada, ya sea por la omisión en el informe público de la Secretaría de la Defensa o porqué él mismo decidió ser omiso ante las mentiras de la cúpula militar.
El informe que Sedena le entregó a López Obrador para ser presentado a las familias de los 43 normalistas desaparecidos tiene contradicciones más profundas con lo que esa misma dependencia asentó en su oficio elaborado el 21 octubre del 2014, casi un mes después de la tragedia.
Por ejemplo, el reporte interno de la Secretaría de la Defensa sobre López Patolzin no solo dice que se encontraba activo el 26 de septiembre de 2014; sino que a raíz de su desaparición se buscó “proteger su identidad” mientras intentaban localizarlo.
El mismo documento agrega que en octubre de 2014, la Sedena seguía preocupada por mantener en reserva la identidad de López Patolzin y sus funciones en la Normal de Ayotzinapa, a fin de evitar que sus compañeros normalistas “tengan conocimiento de la identidad militar del sld en mención”.
En el documento público de Sedena sobre el soldado de infantería en funciones de OBI se advierte que López Patolzin era “controlado por la Unidad a la que pertenecía, sin que haya generado algún reporte en el escaso tiempo que duró en el citado plantel sobre sus actividades en el mismo”.
También se advierte que el estudiante normalista tampoco presentó algún tipo de informe sobre los hechos ocurridos la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014, pero la Sedena omitió informarle al presidente sobre los “Mecanismo (sic) establecidos para mantener comunicación con el soldado de infantería Julio César López Patolzin, desplegado en el área de referencia”.
Es decir, que como OBI López Patolzin entregaba sus reportes sobre la Normal de Ayotzinapa a través de mensajes de texto y llamadas telefónicas, además de que se reunía con el Comandante de su pelotón cada cinco días.
La Secretaría de la Defensa también le dijo al presidente López Obrador que el 26 de septiembre del 2014 “no tuvo conocimiento de que el soldado López Patolzin podría estar entre los estudiantes desaparecidos, sino hasta el 29 de septiembre, cuando su madre y hermana acudieron al 50/o Batallón de Infantería, solicitando el apoyo del personal militar para la localización de su familiar que se encontraba desaparecido”.
Sin embargo, en su reporte interno Sedena señala que el 27 de septiembre del 2014, a las 14 horas, “se procedió a entablar comunicación con el soldado López Patolzin, con resultados negativos y por cuestiones de seguridad, no se le continuó marcando, esperando que el soldado López Patolzin lo hiciera”.
Los intentos de localizar al soldado desaparecido continuaron en los días posteriores, por lo que “se realizaron llamadas a su teléfono celular esporádicamente mandando directamente a buzón”.
Hasta la fecha, se desconoce el paradero del soldado Julio César López Patolzin: su misión en la Normal de Ayotzinapa duró apenas 36 días y su desaparición está por cumplir 10 años.