Este miércoles, México conmemora el 56º aniversario de uno de los episodios más oscuros de su historia moderna: la masacre de Tlatelolco, un suceso que marcó para siempre la lucha por la democracia y la justicia en el país.
Aquel 2 de octubre de 1968, estudiantes y manifestantes pacíficos se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México para protestar contra el gobierno autoritario de Gustavo Díaz Ordaz y exigir cambios políticos y sociales profundos. Sin embargo, lo que comenzó como una protesta pacífica terminó en una brutal represión por parte del ejército y la policía, resultando en la muerte de cientos de personas.
Aunque el número exacto de víctimas aún es incierto, se estima que entre 300 y 400 personas perdieron la vida aquella tarde, cuando las fuerzas del orden abrieron fuego contra la multitud. Además, entre 150 y 300 personas fueron detenidas y desaparecidas, muchas de ellas víctimas de tortura o asesinato, sin que sus familias volvieran a saber de ellas.
El movimiento estudiantil de 1968 fue impulsado por la exigencia de un México más libre y democrático. Entre sus principales demandas estaban la libertad política, el fin de la represión gubernamental, la justicia social y económica, y la autonomía universitaria. Estas demandas resonaron en un país que vivía bajo el control férreo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernaba desde hacía décadas.
«2 de octubre no se olvida» es el lema que desde entonces acompaña cada año las marchas y actos conmemorativos. A lo largo de todo México, las víctimas de la masacre son recordadas y los ideales del movimiento estudiantil se reivindican en la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa. A pesar de que han pasado más de cinco décadas, la lucha por el esclarecimiento de los hechos y la justicia para los desaparecidos continúa siendo un reclamo vigente.
En 2018, el gobierno mexicano reconoció oficialmente la masacre de Tlatelolco como un crimen de lesa humanidad y estableció una comisión para investigar los hechos. Sin embargo, para muchas de las familias que aún buscan respuestas, la herida sigue abierta. El 2 de octubre, más que una fecha conmemorativa, es un recordatorio de la lucha constante por la memoria, la verdad y la justicia en México.