jueves, noviembre 21, 2024
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Ofrendas en el Día de Muertos: Una tradición que une a vivos y muertos a través del tiempo

Como lo marca la tradición, las almas de las personas que han trascendido este plano tienen la oportunidad de regresar y estar con sus seres queridos una vez al año por lo que no es de extrañarse que el Día de Muertos se haya convertido en una celebración emblemática de nuestra cultura dada la alegría y el fervor con las que se realizan.

Así lo recalca don Alfredo, vecino de Toluca, quien asegura que las ofrendas son importantes porque son como un recuerdo para respetar la memoria de nuestros difuntos.

Aunque el tema de la muerte sigue siendo un tabú para muchos, la celebración continúa generando asombro, sorpresa y alegría desde las generaciones más jóvenes hasta las más grandes pues, como lo diría la investigadora, María Teresa Rodríguez ‘La ofrenda es un acto de amor y respeto hacia los muertos, donde se les ofrece lo mejor de lo que se tiene’.

El impacto que generan las ofrendas a los turistas extranjeros también es significativo. A través de ellas las personas foráneas pueden comprender y apreciar un poco de la riqueza cultural de México puesto que quedan fascinados por la creatividad, los colores y la alegría que se refleja en ellas.

‘Es una experiencia única y conmovedora ver cómo las familias mexicanas festejan a sus seres queridos con tanto amor y dedicación’, aseguró Augusto Torrijo, turista de origen español que visitó la Feria del Alfeñique.

¿Cuáles son los elementos Indispensables de una ofrenda?

Las ofrendas son una parte fundamental en el Día de Muertos. Los objetos y alimentos colocados son seleccionados minuciosamente por su significado ya que se cree que servirán para recibir y alimentar a los muertos durante su visita al mundo de los vivos.

‘Las ofrendas de Día de Muertos son importantísimas para mi familia, cuando las ponemos recordamos a los que ya se fueron pero al hacerlo sentimos como si siguieran estando con nosotros’ declaró doña María, vecina de Zinacantepec.

Los altares pueden ser decorados de diferentes maneras ya que todo depende de la región y las familias que lo construyen por lo que no hay una manera “incorrecta” de hacerlos. Esta peculiaridad hace que cada ofrenda sea única.

Así lo evidencia el testimonio de don Carlos, vecino de Toluca quien aseguró que ‘en mi ofrenda pongo las fotos de mis abuelos y de mis tíos que fallecieron. Les pongo sus comidas favoritas: tamales, mole y hasta su mezcal. También flores, veladoras y copal.

En contraparte, doña Francisca describió que en su altar pone objetos que le recuerdan a sus «animitas». ‘En la casa siempre ponemos objetos personales como cartas, dibujos, las películas que le gustaban a mi papá y todo tipo de comida. Este año pondremos hasta las cenizas de un perrito que teníamos’.

Como se puede ver, en las ofrendas hay espacio para todo tipo de objetos pero, ¿Qué elementos no pueden faltar dado su significado y su simbolismo?

De acuerdo con el portal de la Secretaría de Cultura de México, la sal es algo indispensable puesto que representa la pureza y tiene relación con la purificación para que el cuerpo del difunto no se corrompa y pueda transitar entre este mundo y el de los muertos.

El agua, es otro de los infaltables ya que cumple con la función de satisfacer la sed de las ánimas después de su largo recorrido desde el más allá.

La luz la aportan las veladoras y cirios, los cuales simbolizan la guía para que los muertos encuentren el regreso a su antiguo hogar. En varias comunidades se suelen colocar varias veladoras puesto que cada una representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia.

Otro elemento protagonista es la flor de cempasúchil la cual se cree que con su aroma y color tan distintivo ayuda a guiar a las almas a llegar hasta su hogar. Regularmente se acostumbra crear un arco alrededor del altar para simular la entrada hacia el inframundo pero en otros puntos se acostumbra a deshojarla y hacer un camino desde la puerta hasta el lugar en donde se coloca la ofrenda.

La fotografía es otro de los elementos más importantes, ya que es la imagen de la persona a la que está dedicado el altar. En algunas partes, las familias colocan la foto de espaldas frente a un espejo para que el difunto pueda ver el reflejo de sus seres queridos y ellos el reflejo de él.

La lista es interminable; sin embargo, entre los elementos que si o si deben de estar se encuentran las calaveritas de azúcar o chocolate las cuáles representan la muerte acorde a la tradición de las culturas mesoamericanas, además de copal e incienso, el pan, la comida, papel picado y algún elemento relacionado con la religión católica como crucifijos, imágenes de santos o rosarios.

Contrario a lo que se piensa no hay una fecha exacta para su colocación ya que todo depende de las familias y la región en donde se celebre. En algunas comunidades se acostumbra a ponerla desde el 25 de octubre mientras que en otros puntos se opta por hacerlo el 27 y conforme pasan los días se van agregando distintos elementos a fin de tener el altar completo el 1 de noviembre.

Según algunas creencias, las ofrendas reciben a las almas en un determinado orden de días los cuales abarcan desde el 27 de octubre hasta el 2 de noviembre. Es de resaltar que las dedicatorias han cambiado con el paso del tiempo, la incorporación de nuevas creencias y costumbres.

Con base a esto, algunas de las fechas más aceptadas y reconocidas son las siguientes:

El 27 de octubre llegan las de mascotas fallecidas.

El 28 de octubre llegan las almas de las personas que tuvieron una muerte trágica, este día se acostumbra encender una vela, una flor blanca y se coloca un vaso de agua.

El 29 de octubre vienen las ánimas de todas las personas que murieron ahogadas.

El 30 de octubre vienen a visitarnos las almas de las personas que no tienen familia o que fueron olvidadas. Ese día la tradición marca que se debe encender otra veladora además de colocar pan en honor de todas las personas que perdieron la vida en un accidente.

El 31 de octubre llegan las almas de los niños que no lograron ser bautizados así como almas de las personas que no nacieron por lo que también suele encenderse otra veladora.

El 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos. La tradición dicta que ese día llegan las almas de todos los niños y jóvenes que han dejado el plano terrenal por lo que se les colocan dulces, comida y lo que en vida les gustaba.

2 de noviembre es el Día de los Fieles Difuntos. Ese día honramos a los adultos que ya no están y se les recuerda poniéndoles comida, postes, flores y bebidas.

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