El parque ecoturístico Laguna de Zumpango va regresando a la vida, no sólo con un gran volumen de almacenaje de agua sino también en la reactivación comercial de la zona, luego de casi tres años de inactividad.
Con la llegada de las últimas lluvias, los lugareños estiman que este importante humedal, que en noviembre del 2023 se encontraba completamente seco, actualmente almacena 64 mil y 75 mil millones de metros cúbicos.
Los trabajos de limpieza donde participan los tres órdenes de gobierno, la Secretaría de Marina (SEMAR) y sociedad civil, han logrado el retiro de 120 toneladas de lirio acuático, el desalojo de 120 mil metros cúbicos de azolve; además se retiraron 72 toneladas de basura.
Se estima que antes de la sequía a principios del 2023, en la laguna llegaron a habitar más de 170 especies de aves, además de mamíferos y reptiles, los visitantes aseguran que ya comienzan a llegar diferentes tipos de aves de nueva cuenta.
Sin embargo, en gran parte del espejo de agua aún está presente el lirio acuático (Eichhornia crassipes), también conocido localmente como cucharilla, que ocupa una superficie de poco más de 95 hectáreas que crece y se reproduce de manera exponencial.
Investigadores y estudiantes de la Unidad de Investigación Interdisciplinaria en Ciencias de la Salud y la Educación (UIICSE) Campus Iztacala de la UNAM, a principios de octubre de este año, realizaron estudios fisicoquímicos y bacteriológicos del agua.
Los exámenes indicaron que el agua contiene parámetros muy altos de Fósforo así mismo Ortofosfato y Nitrato. Por el lado de los estudios bacteriológicos, los parámetros están por arriba de todos las Normas Oficiales e inclusive de aguas para fines agrícolas.
Los investigadores explicaron que el cuerpo de agua tiene una dinámica que busca sus propios métodos para contrarrestar esos «excesos» de materia orgánica y otros «contaminantes» que favorecen a la propagación del lirio acuático y un alga que causa muchos problemas con la oxigenación del agua que ya están presentes en la Laguna de Zumpango.
Para contrarrestar la rápida propagación de estos dos elementos, comerciantes locales, organizaciones no gubernamentales, estudiantes y miembros de la sociedad civil, así como personal del ayuntamiento y de seguridad pública realizan cada sábado jornadas de limpieza.