Catorce personas detenidas en un operativo contra peleas de gallos en Naucalpan fueron liberadas la noche del 28 de enero, tras una audiencia en la que un juez de control determinó que la detención fue ilegal. La resolución se basó en la falta de flagrancia, ya que los peritos concluyeron que los nueve gallos hallados muertos tenían aproximadamente cuatro días de haber fallecido.
Familiares y amigos de los implicados se congregaron en el Penal de Barrientos para recibirlos. Durante su salida, los liberados fueron resguardados por sus allegados, quienes cubrieron sus rostros para evitar su identificación. Algunos manifestaron haber sido agredidos dentro del reclusorio y mencionaron que sus teléfonos fueron utilizados por internos para intentar extorsionar a sus familiares.
Desde la mañana del mismo día, un grupo de personas se manifestó en las afueras de los juzgados penales de Barrientos, en Tlalnepantla de Baz, exigiendo la liberación de los detenidos. Argumentaron que las peleas de gallos están contempladas en la ley como una excepción a los delitos de maltrato animal y señalaron que la fiscalía clasificó erróneamente el caso.
Los inconformes anunciaron que emprenderán acciones legales contra los elementos de la fiscalía estatal y las fuerzas de seguridad que participaron en la detención, al considerar que se trató de un procedimiento irregular.