miércoles, marzo 19, 2025
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Vacante de guardia de seguridad y salario de $13 mil: así reclutaban en crematorio clandestino en Teuchitlán

La desobediencia y la debilidad eran pases seguros a la muerte dentro de La Escuelita del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Pero la supervivencia significaba convertirse en partícipe del sin fin de atrocidades que ocurrían dentro de los muros del Rancho Izaguirre.

Maltrato, muertes y «muchas cosas feas», así lo describió un sobreviviente del campo de adiestramiento de Teuchitlán, Jalisco, donde, entre otros crímenes, lo obligaban a deshacerse de los cuerpos de los aprendices caídos.

«El lema ahí es: ‘Si no hay cuerpo, no hay delito’. Ese era su lema», declaró en entrevista con Alejandro Domínguez para MILENIO.

Las hectáreas de aquel predio guardan los horrores cometidos contra decenas de jóvenes, cuyas historias y memorias quedaron en las pertenencias que encontró el colectivo Guerrero de Jalisco; mientras sus identidades podrían estar en los restos óseos calcinados e inhumados localizados por la Fiscalía Estatal.

Según reveló el testimonio a MILENIO, antes de ser enterrados aquellos cuerpos pasaron por «la carnicería»: un cuarto donde se descuartizaban a los reclutas fallecidos para facilitar su incineración y no quedara ningún rastro.

«Es un cuarto pequeño. Está una cama de cemento. Ahí los subían y los componían, o sea los cortaban … en piezas», describió.

— ¿Ponían muchos cuerpos ahí (en el horno) para incinerarlos o era uno por uno?, cuestionó Domínguez.

— A veces de tres o cuatro, respondió

Una vacante para guardia de seguridad anunciada en Facebook fue el gancho que condenó al sobreviviente: se trataba de una oferta de 13 mil pesos con hospedaje, viáticos y tres comidas al día.

El punto de encuentro era la terminal de Tlaquepaque, sin embargo, él no era el único interesado en el supuesto trabajo; habían otras seis personas.

Juntos abordaron un taxi de aplicación que los llevó a «una casa cerca del rancho», en donde finalmente se dieron cuenta que todo había sido una mentira.

«Nos dimos cuenta que no era el trabajo porque había gente armada».

Los siete entraron al campo de adiestramiento junto a otros dos más que «levantaron por robar autos en Zapopan». A su llegada, recuerda el sobreviviente, vio a 150 personas que ya se habían ‘graduado’ como «sicarios de élites».

Pero antes de entrar de lleno a su entrenamiento, puntualizó, era obligatorio cambiarse los zapatos por botas tácticas que los mismos sicarios les vendían. De ahí que, aclaró en entrevista con MILENIO, no todas las pertenencias halladas eran de personas fallecidas.

Durante los dos meses y medio de su entrenamiento recibió un pago semanal de tres mil pesos a cambio de convertirse en «gente preparada para matar y descuartizar». A su término fue enviado a Zacatecas como sicario de plaza, en donde finalmente logró escapar.

«No había de otra porque yo no quería estar ahí. Sí con el miedo y más que nada porque quería volver a ver a mi hijo, está pequeño», relató.

Han pasado casi dos semanas desde que el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco ingresó al rancho ubicado en Teuchitlán. El lugar había sido asegurado por la fiscalía estatal desde septiembre de 2024, sin embargo, no fue hasta seis meses después que se destapó el horror que escondía entre sus paredes.

Los familiares de personas desaparecidas reportaron la existencia de tres presuntos crematorios. Las autoridades por su parte hallaron restos óseos, ropa, tenis y bolsas que alguna vez alguien usó: un total de 400 objetos abandonados, entre ellos una gorra con las siglas CJNG, mismas que hacen referencia al Cártel Jalisco Nueva Generación.

De acuerdo con un reporte del Gabinete de Seguridad, esta organización es la de mayor presencia en la entidad. La fiscalía de Jalisco ha detallado que en el Rancho Izaguirre se “detectó una modalidad que no había sido utilizada por el grupo criminal: además de calcinar los restos, éstos fueron ocultados bajo una losa de ladrillo y una capa de tierra”.

El descubrimiento del predio se suma a la huella que el crimen organizado ha dejado en Jalisco, una de las entidades con mayor número de personas desaparecidas en el país, de acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda, acumula más de 15 mil registros.

En respuesta a la creciente indignación, la presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer que trabajará de manera conjunta con el gobernador estatal, Pablo Lemus para esclarecer los hechos.

“La estrategia es muy sencilla: decir la verdad de los sucesos en Teuchitlán», dijo este 18 de marzo, desde Palacio Nacional.

Actualmente, la Fiscalía General de la República (FGR) tiene el control de las investigaciones dentro del predio de Teuchitlán. Su homóloga estatal se encuentra coadyuvando en la atención a personas que hayan identificado alguna prenda, mochila u objeto personal en el catálogo publicado en internet.

Milenio

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