Compañeros de los cinco universitarios de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC) Campus 4, que fallecieron al caer el automóvil en el que viajaban a las aguas residuales del Colector Emisor Poniente, montaron un altar para despedirlos y recordarlos.
En el altar, en memoria de Carlos Tadeo Salazar Murillo, Daniel Elías Gil Rodríguez, Emilio Daniel Pacheco García, Jonathan Ignacio de la Cruz Vite y José Alberto Espinosa Aranda, sus compañeros, como una muestra de cariño y respeto, colocaron veladoras, flores y fotografías.
Este jueves, estudiantes, profesores y personal administrativo de la FESC se reunieron en la explanada del plantel para dar el último adiós a los 5 estudiantes que cursaban los últimos semestres de Medicina Veterinaria Zootecnista.
Durante el homenaje tocó la banda escolar y se llevó a cabo el último pase de lista para recordar a los universitarios; sus compañeros les dejaron cartas.
Personal docente, amigos y compañeros les dedicaron unas palabras. “Hemos perdido compañeros valiosos, y aunque su ausencia nos llena de tristeza, hoy queremos recordar quienes fueron y lo que significaron para todos nosotros”, pronunció uno de los profesores.
“Estamos unidos en el dolor, pero también en el recuerdo y el respeto. Hoy no solo nos despedimos, también les agradecemos por haber sido parte de nuestra historia, por lo que compartieron, por lo que nos enseñaron, su memoria permanecerá viva en nuestros salones y, sobre todo, en cada uno de nosotros”, son algunas de las palabras que se les dedicaron el homenaje.
Mediante las redes sociales, “Fanny” compartió el mensaje: “No murieron, los asesinaron, entre ellos mi sobrino, hay testigos que vieron cómo el camión de las tarimas los chocó y los aventó al canal. Es injusto que digan mentiras”.
De acuerdo con el colectivo Xochitla Vive, el Consejo de Representantes Estudiantiles de la FESC ha solicitado a la dirección de la institución proteger la integridad de los estudiantes en los alrededores, ya que, señalan, han sido invadidos de manera desordenada por empresas de transporte pesado, además de la proliferación de centros de consumo (bebidas embriagantes) en las cercanías de la institución.
Otros de los comentarios compartidos acusan que el plantel se encuentra “a un lado de un canal de aguas negras, en medio de un pueblo abandonado, en una vía de transportes de carga pesada, sin carriles para alumnos, ni senderos para caminar”.