domingo, mayo 25, 2025
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Aumentan casos de pubertad precoz en Edomex tras pandemia

La edad de inicio puberal en niñas mexiquenses ha disminuido en los últimos años. Antes de la pandemia, el promedio era de nueve años con tres meses; hoy se registran casos desde los siete.

Personal médico del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) reporta que la consulta por pubertad precoz aumentó hasta 60% a partir del confinamiento por covid.

Aunque no existen estadísticas públicas desagregadas por entidad, el fenómeno ya no es aislado. En la consulta pediátrica, dio a conocer la endocrinóloga pediatra Susana Hernández Monroy, adscrita al ISSEMyM, se ha vuelto frecuente atender a menores con signos de maduración sexual en edad escolar, sobre todo en mujeres.

 ‘Antes de la pandemia, la mayoría de las niñas comenzaban la pubertad hacia los nueve años con tres meses. Hoy vemos casos desde los siete años, y el aumento en la consulta ha sido claro. Desde el confinamiento hemos visto hasta 60 por ciento más de diagnósticos’.

La pubertad precoz se define como la aparición de signos de desarrollo puberal antes de los ocho años en niñas y de los nueve en niños. En las niñas, lo primero que suele notarse es el crecimiento de las glándulas mamarias. En los niños, el agrandamiento testicular. También pueden aparecer acné, cambio de voz, se intensifica el olor corporal o se da un crecimiento físico repentino.

Al respecto, la endocrinóloga precisó que, aunque puede presentarse en ambos sexos, la relación es muy desigual. Nueve de cada diez casos diagnosticados corresponden a niñas.

 ‘En el varón tenemos que tener más cuidado, en sus casos, hasta 60 por ciento del inicio de la pubertad va a ser por causa médica. En las niñas es más común que sea idiopático, pero en los niños puede deberse a hipotiroidismo, problemas en la glándula suprarrenal o alguna tumoración’, explicó.

El origen de esta condición puede estar relacionado con alteraciones en el sistema endocrino, pero también con factores ambientales. Hernández Monroy subrayó que ciertas sustancias presentes en productos de uso diario están asociadas con un adelanto en el desarrollo hormonal.

‘Tenemos muchos productos en el mercado con parabenos, ftalatos, derivados del aluminio o pesticidas. Estos pueden ser disruptores hormonales. También encontramos estrógenos en perfumes, desodorantes, maquillaje o aceites esenciales. Todo eso influye en el entorno hormonal del menor’.

Además del componente químico, destacó que la vida emocional y familiar también tiene peso.

Al momento, aunque no hay conclusiones científicas, se estudia cuanta relación se tiene entre la disrupción hormonal y el confinamiento, el sedentarismo, la exposición constante a pantallas y el estrés familiar.

La pubertad precoz puede generar repercusiones físicas importantes. Uno de los principales riesgos es el impacto sobre la talla final, debido a que el cierre de los huesos ocurre antes y limita el crecimiento.

También existen consecuencias emocionales y sociales, por ejemplo, en niñas -sostuvo la especialista- los cambios corporales anticipados suelen generar ansiedad, incomodidad o vergüenza, sobre todo en contextos escolares donde son señaladas o sexualizadas.

La pubertad precoz puede generar repercusiones físicas importantes. / Foto Ilustrativa / El Sol de Toluca

‘No es solo la estatura. Es enfrentar un cuerpo que cambia cuando mis compañeros todavía no. Muchas niñas se sienten diferentes, no entienden lo que les pasa o son sexualizadas en la escuela sin que nadie lo advierta’, expresó Hernández Monroy.

Para confirmar un diagnóstico de pubertad precoz se deben realizar estudios de edad ósea, análisis hormonales y, en algunos casos, estudios de imagen.

Cuando la activación hormonal tiene repercusiones en el desarrollo físico o se identifica una causa sistémica, se recomienda iniciar tratamiento.

En México están disponibles medicamentos que detienen temporalmente el proceso hormonal. Existen implantes de 28 días, inyecciones subcutáneas o formulaciones de aplicación intramuscular cada seis meses.

‘No todos los casos necesitan tratamiento. Lo más importante es acompañar emocionalmente al paciente, explicarle que estos cambios no son una enfermedad. Son procesos normales que ocurrieron un poco antes, y se pueden manejar con seguimiento’, aclaró.

La especialista concluyó que no se trata de alarmarse, pero sí de actuar con información. Las familias deben observar los signos, reducir el uso de productos hormonales y buscar valoración médica si los cambios aparecen antes de la edad esperada.

Entre las recomendaciones preventivas, mencionó evitar el uso de envases de plástico para calentar y contener alimentos, suspender el uso de cosméticos en menores y fomentar una alimentación libre de ultraprocesados.

El diagnóstico oportuno -puntualizó- permite reducir riesgos médicos, dar seguimiento clínico adecuado y contener emocionalmente a niñas y niños que enfrentan estos procesos de forma anticipada.

Cabe destacar que diversos estudios han asociado la exposición prolongada a estrógenos con un aumento del riesgo de cáncer de mama en mujeres con antecedentes familiares, una preocupación adicional en los casos de pubertad precoz.

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