El presidente estadunidense, Donald Trump, ordenó el lunes el envío de militares del Cuerpo de Marines a Los Ángeles en respuesta a los disturbios entre manifestantes y fuerzas de seguridad por las redadas migratorias, una medida tachada de «demente» por el gobernador de California.
Se prevé que esta extraordinaria movilización de un total de 700 efectivos de los Marines avive aún más las tensiones en la segunda mayor ciudad del país, con una enorme población latina. Se unen a cientos de efectivos de la Guardia Nacional ya desplegados en la zona.
«Los marines de Estados Unidos han servido honorablemente en múltiples guerras en defensa de la democracia», publicó el gobernador californiano, Gavin Newsom, en X.
«No deberían ser desplegados en suelo estadunidense enfrentándose a sus propios compatriotas para cumplir la fantasía demente de un presidente dictatorial».
El funcionario ya había denunciado que Trump «actuó ilegalmente al movilizar a la Guardia Nacional» sin su autorización, y el fiscal general de California, Rob Bonta, anunció que demandará al presidente por su decisión.
El despliegue se produce después de que los manifestantes tomaron las calles del centro de Los Ángeles, incendiaran autos y saquearan tiendas en hechos que provocaron la respuesta de las fuerzas del orden con gases lacrimógenos y balas de goma.
«Los que están causando los problemas son agitadores profesionales e insurrectos», aseguró Trump a periodistas en Washington.
En las redes sociales, afirmó que había desplegado tropas de la Guardia Nacional «para hacer frente a los disturbios violentos» y que si no lo hubiera hecho, «Los Ángeles habría quedado completamente destruida».
Dijo que los manifestantes escupieron a las tropas y que, si continuaban haciéndolo, «recibirán un golpe más fuerte que nunca».
Una pequeña empresaria cuya propiedad fue pintada con grafitis apoyó las medidas de mano dura.
«Creo que es necesario para detener el vandalismo», declaró, sin dar su nombre.
Otros se mostraron horrorizados.
«Se supone que deben protegernos, pero en lugar de eso, es como si los hubieran enviado a atacarnos», consideró Kelly Diemer, de 47 años.
«Esto ya no es una democracia».
«Váyanse a casa»
Este cuarto día de protestas en Los Ángeles se desarrolla impulsado por la reciente detención de decenas de personas que, según las autoridades, son inmigrantes ilegales (sic) y miembros de pandillas.
«¡Pigs go home! (¡Cerdos, váyanse a casa!)», gritaban los manifestantes a los miembros de la Guardia Nacional frente a un centro de detención federal.
Otros golpeaban los laterales de vehículos sin distintivos que atravesaban el cordón policial.
Una multitud cada vez más numerosa se congregó en el centro, donde agentes del Departamento de Policía formaban barreras destinadas a separar a los manifestantes de los agentes federales.
La Guardia Nacional se moviliza con frecuencia en casos de catástrofes naturales y, ocasionalmente, en disturbios civiles, pero casi siempre con el consentimiento de las autoridades locales.
El despliegue de esa fuerza por parte de Trump, el primero por encima de un gobernador estatal desde 1965, fue criticado por los demócratas.
La ex vicepresidenta Kamala Harris, rival de Trump en las elecciones de 2024, lo calificó de «una escalada peligrosa destinada a provocar el caos».
¿Qué dijo Claudia Sheinbaum?
La alcaldesa Karen Bass declaró a la cadena CNN que, en contraste con lo dicho por Trump, «no es un levantamiento civil en toda la ciudad».
Al menos 56 personas ha sido detenidas en dos días y cinco agentes sufrieron heridas leves, informaron funcionarios de la policía de Los Ángeles, mientras que en San Francisco fueron detenidos unos 60 manifestantes.
Tom Homan, responsable de la política migratoria de Trump, afirmó que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tenía como objetivo a miembros de cárteles de México y Colombia. Muchos residentes discrepan al defender a sus vecinos.
Las autoridades mexicanas explicaron que unos 40 ciudadanos mexicanos fueron arrestados el viernes y sábado durante los agresivos operativos del ICE que desataron las protestas.
La presidenta Claudia Sheinbaum condenó este lunes la violencia «venga de donde venga», y reiteró el llamado a las «autoridades estadunidenses para que todos los procedimientos migratorios» sigan el «debido proceso» y respeten «la dignidad humana».
«Llamamos a la comunidad mexicana a actuar de manera pacífica y no caer en provocaciones», pidió.