Hasta hace unas semanas, la falta de lluvia y la desecación del vaso regulador más grande del Estado de México, alertaban sobre el potencial colapso del acuífero.
Sin embargo el panorama ha cambiado y la recarga se está dando con las intensas lluvias y la entrada de agua al embalse, cuya capacidad podría llegar al 50 por ciento en los próximos días.
El biólogo Tomás García Carmona, vecino de Zumpango y quien por años ha dado seguimiento a las condiciones de la Laguna, celebró que el panorama árido hoy esté convertido en un espejo que da esperanza para que vuelva la vida acuática y económica.
El origen de la Laguna de Zumpango se remonta a siglos atrás, incluso en la época prehispánica, pues servía para controlar las inundaciones en el Valle de México.
Según la historia, en el siglo XVII se realizaron obras de infraestructura para conectar las aguas de la laguna al río Tula, reduciendo así su extensión original.
Fue en 1989 cuando la necesidad de contener el exceso de agua en tiempos de inundación en Ciudad de México, hizo que la mano del hombre le diera forma al vaso regulador que hoy conocemos, conformado por 2 mil hectáreas.
Este vaso regulador está a cargo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y su objetivo era ser el principal recargador de mantos freáticos de la región.
Aunque su capacidad de almacenamiento es de 100 millones de metros cúbicos de agua, el promedio de llenado, hasta antes hace un par de años era de entre los 70 y 75 millones de metros cúbicos.
En la última década la Laguna de Zumpango, convertida en un ecosistema que daba refugio a miles de aves, incluso migratorias, se enfrentó a problemas de contaminación e invasión de lirio acuático.
Aunado a la sequía propiciada por el cambio climático, llevó al embalse a la sequía total.
Desde el año 2022, especialistas y ambientalistas hicieron llamados urgentes para intervenir en su recuperación, pero nada pasó.
Mes a mes la desecación se hizo más evidente, hasta que en octubre del 2023 se anunció que estaba en nivel Cero.
La Laguna quedó convertida en una planicie árida, llena de lirio seco y pastizales vulnerables a las altas temperaturas.
Muchas fueron las miradas que desde distintas trincheras voltearon a ver a la Laguna de Zumpango, incluso de políticos de todos los niveles, que en tiempo electoral la utilizaron como parte de sus plataformas de campaña.
En junio pasado, antes de la presente temporada de ciclones que ha azotado a gran parte del país y del Estado de México, la Secretaría del Agua mexiquense fijó una postura.
El secretario Pedro Moctezuma Barragán asistió al Foro «Gestión de Ciclos y Fuentes Alternativas de Agua» organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) de Zumpango.
Ahí, habló sobre el potencial colapso al que se enfrentaba el acuífero, además de que dio un año para iniciar la primera etapa de recuperación de la Laguna.
Se refirió a un programa sectorial que busca habilitar la laguna para propiciar un aprovechamiento agrícola, una revitalización de los ecosistemas, además de proveer agua para las comunidades y las poblaciones y de la Cuenca de México.
Indicó que esto será a través de un proyecto modelo y con gran participación comunitaria y universitaria, quienes desde marzo han participado en jornadas de limpieza del embalse.
Advirtió en ese momento que, a pesar del panorama, en México se cuentan con raíces, cultura y tecnología para impedir el agotamiento de la cuenca.
En otras intervenciones, el Vocal Ejecutivo de la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM), Armando Alonso Beltrán, ha destacado la importancia del rescate del cuerpo de agua por la biodiversidad que hace base en este municipio y el combate del cambio climático.
“El acuífero de Zumpango se está terminando, tiene muy mala calidad, le queda muy poco tiempo; los estudios hechos por la UNAM lo dijeron recientemente. Entonces independientemente de unas consideraciones, o se rescata la laguna para proveer agua tanto de riego como para consumo humano, o no va a haber fuentes para dotar esa agua en un horizonte de dos años”, alertó.
El funcionario indicó que para el rescate del agua en la zona, se han realizado mesas de trabajo para que esta recuperación tenga visión del derecho humano y poniendo límites al crecimiento urbano.
Margarita López, es una ribereña y comerciante de la Laguna de Zumpango, quién aseguro que las ventas de su negocio de comida se desplomaron con la desecación del embalse, y aunque ha resistido, relató con desespero que ha pasado momentos difíciles.
Los turistas y paseantes en lancha dejaron de llegar y los comerciantes se alejaron y crearon nuevas alternativas para sobrevivir.
“No es la primera vez que secan la laguna, así que nunca perdí la esperanza de verla nuevamente en su esplendor”, explicó la mujer.
Aseguró que en los últimos días ve con mayor frecuencia a personas que se asoman por el sitio para ver cómo se va llenando la popular Laguna de Zumpango.