Periodistas reunidos en números aproximados a los cincuenta, sesenta o tal vez más, amadrinados por la diputada local Luzma Hernández, se hicieron escuchar en el recinto oficial de la Legislatura local del Estado de México con propósito de ampliar los apoyos al gremio que ya se tienen desde el 31 de mayo de 2021, cuando se promulgó la Ley para la Protección Integral de Periodistas y Personas Defensoras de los Derechos Humanos del Estado de México.
Las peticiones de varios representantes de organizaciones del gremio centraron sus demandas en dar apoyo oficial para promover la capacitación de compañeros periodistas que nacieron en la época analógica y sufren el trauma de la era digital, en la que sólo los jóvenes privilegiados con poseer equipo tecnológico de costos inalcanzables y manejos especializados sobreviven con dignidad.
Pedimos, y en esta solicitud es mano el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa la realización de talleres, foros, conferencias, cursillos impartidos por especialistas, que permita a los compañeros integrarse a estos cambios que transforman la información mundial en un eterno omnipresente.
Por supuesto falta mucha capacitación. Cuando los estudiantes contemporáneos abandonan cada día la escuela se introducen en un escenario de aprendizaje organizado de forma radicalmente diferente. En la era global de la información digitalizada el acceso al conocimiento es relativamente fácil, inmediato, ubicuo y económico.
Uno puede acceder en la red a la información requerida, al debate correspondiente, seguir la línea de indagación que le parezca oportuna sin el control de alguien denominado docente, y si le apetece puede formar o participar en redes múltiples de personas y colectivos que comparten intereses, informaciones, proyectos y actividades, sin limitaciones de tiempo, institucionales o geográficas.
¿En qué mundo vivimos? ¿Qué sentido tiene la escuela que conocemos en dicho escenario? Vivimos en la aldea global y en la era de la información, una era de cambio vertiginoso, incremento de la interdependencia y de la complejidad sin precedentes, que está provocando una alteración radical en nuestra forma de comunicarnos, de actuar, de pensar y de expresar.
Al respecto, Josefina Román Vergara relata en El Universal del 4 de agosto en un foro internacional realizado en Puebla a mediados de junio. Refiere que “cobra una especial relevancia; en este nuevo capítulo “Acceso a la información, participación e inclusión en la Era Digital” se abordaron los avances, retos y prospectiva en la materia, pero teniendo como eje central los desarrollos tecnológicos que imperan en nuestra sociedad, y a la inclusión como modelo a seguir en el ejercicio de este derecho.
“Los especialistas invitados dialogaron sobre las mejores formas de impulsar el acceso a la información ante los retos que implica la Era Digital, sobre la generación de nuevas políticas públicas; sobre los mecanismos de transparencia con organismos internacionales, entre otros, y de manera unánime, quizás conscientes de que en el terreno digital las fronteras entre países se desvanecen, concluyeron que la cooperación entre estados es trascendental como instrumento capaz de fomentar sociedades más resilientes, inclusivas y justas.”
Pero hay compañeros con miras diferentes. Pretenden acceso inmediato a recursos económicos provenientes del erario. Sin oferta de contar con lectores o, en su caso, vistas a sus medios en número suficiente que signifique una ampliación de la difusión de una idea o de un hecho oficial.
Y así, Luis Miguel Loaiza, representante de un grupo denominado 100 periodistas propuso la creación una cédula de identificación “para que las autoridades reconozcan a quienes realizan su labor de informar en forma cotidiana”. Esto es, dicho en otras palabras, crear un gremio “reconocido” por hacer presencia en conferencias de prensa para obtener jugosos contratos de propaganda oficial. La propuesta fue bien vista por representantes del oficialismo, no así por periodistas que defienden la libertad de expresión plena.
Los periodistas no tienen por qué ser aprobados y reprobados por autoridad alguna, porque se acabarían las denuncias contra depredadores de dinero público y destructores de la democracia. Cualquier publicación que no plazca al mundo oficial, dejaría afuera del “reconocimiento”.
Ahora y siempre debemos defender el periodismo libre de listas de consentidos y si queremos contratos de propaganda oficial, debemos primero crear lectores o audiencias atractivas para que el mensaje a difundir se propague. Ni más ni menos.
Lo grave o patético del caso es que se exhiben en sus propósitos mercantilistas:
Se dijo en la reunión que a 11 meses de la llegada de la gobernadora Delfina Gómez Alvarez, dueños de medios de comunicación regionales se quejaron los encargados de prensa de la mandataria estatal, los ha traído a “puras vueltas” sin autorizar ningún espacio publicitario, además de pedirles infinidad de datos personales y después de reunirlos les piden más, de esa forma señalan periodistas que han pedido el anonimato para evitar que los pongan en peor lugar los encargados de prensa de la gobernadora.