Los Pueblos Mágicos mexiquenses son destinos de identidad y tradiciones que visitantes nacionales y extranjeros deben visitar. Han sido el escenario de hechos históricos trascendentales para el país y la entidad.
Aculco
Tiene el privilegio de compartir uno de los cuatro Patrimonios Culturales de la Humanidad del Estado de México, el Camino Real Tierra Adentro, utilizado como una vía importante del comercio antiguo para transportar y comercializar plata, mercurio, trigo y maíz. Iniciaba en la Plaza de Santo Domingo, en la Ciudad de México, y concluía en Santa Fe, Nuevo México.
Otro sitio histórico a visitar, durante la estancia en Aculco, son los Lavaderos Públicos, construidos en 1882 para uso de la comunidad que se abastecían del manantial Ojo de Agua, en la actualidad, los Lavaderos son parte de las leyendas y crónicas del municipio que le dan una magia especial.
El Oro
Conserva su pasado de esplendor minero, donde visitantes nacionales y extranjeros podrán visitar el Museo Estatal de Minería, así como el Tiro Norte y el Socavón San Juan.
Este Pueblo Mágico es considerado un destino con grandes joyas arquitectónicas entre las que destaca el Teatro Juárez, construido en la época porfiriana e inaugurado el 5 de febrero de 1907, cuya arquitectura conjuga elementos del neoclásico y del art nouveau.
El Palacio Municipal de este municipio es un edificio de inicios del Siglo XX. La fachada del recinto tiene un estilo ecléctico mientras que el decorado de su interior es de estilo art nouveau.
Malinalco
Su herencia cultural de se remonta a la época precolombina por ser el lugar en el que se realizaba el ritual de iniciación de los guerreros águila y ocelote de la cultura azteca, justamente en lo que hoy se conoce como la zona arqueológica de Cuautinchán o El Cerro de los Ídolos. Este sitio abre de martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas con un costo de acceso de 54 pesos al público en general.
Un sitio imperdible de visitar en Malinalco es la Parroquia y Ex Convento del Divino Salvador (Convento Agustino de la Transfiguración), edificio que se construyó en 1540, de estilo plateresco. Este sitio resguarda murales o frescos elaborados por artistas indígenas conocidos como tlacuilos.
Metepec
Este el Pueblo Mágico se distingue por su gran vocación alfarera, se encuentra el Museo del Barro, construido como un foro de exhibición del talento de sus artesanos locales, quienes hicieron del árbol de la vida un símbolo mexiquense de prestigio mundial.
Durante el recorrido, las y los visitantes se acercarán al pasado histórico de este destino, ya que se conservan piezas prehispánicas de cerámica que fueron encontradas en las excavaciones arqueológicas realizadas en la década 1990.
Teotihuacán y San Martín de las Pirámides
Comparten uno de los Patrimonios Culturales de la Humanidad, la Zona Arqueológica de Teotihuacán, la cual se distingue por sus principales edificios monumentales de la antigua ciudad: la Calzada de los Muertos, el Templo de la Serpiente Emplumada, la Ciudadela, las pirámides del Sol y de la Luna, así como el Palacio de Quetzalpápalotl.
La Zona Arqueológica cuenta con dos museos especializados: el de la Cultura Teotihuacana y el Museo de Murales Teotihuacanos “Beatriz de la Fuente”, así como una sala de exposiciones temporales ubicada en el edificio conocido como “Exmuseo”.
Tepotzotlán
Destaca por el Museo Nacional del Virreinato, albergado en lo que fue el Colegio de Novicios de la Compañía de Jesús, el cual exhibe colecciones permanentes como Artes y oficios de la Nueva España y Monjas coronadas, la vida conventual femenina y colecciones temporales; fue declarado monumento nacional en 1963 por el INAH.
Valle de Bravo
Cuenta don el Museo del Centro Cultural “Joaquín Arcadio Pagaza”, bicado en una bella casona del siglo XVII, donde nació el célebre mexiquense. El museo permite comprender la vida académica, religiosa y cotidiana de Joaquín Arcadio Pagaza. Este lugar tiene una sala permanente, en la que se exponen objetos del poeta.